¿Cuáles son los tipos de satélite que existen?

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La clasificación de los satélites según su órbita, tamaño y función define su diseño, costo y aplicación. Se describen las principales trayectorias —LEO, MEO, GEO, SSO y HEO—, las plataformas que van de grandes buses a CubeSats, y las misiones de comunicación, observación, navegación o investigación, destacando criterios técnicos y estratégicos para seleccionar la arquitectura más adecuada.

Elegir una arquitectura espacial empieza por entender cuáles son los tipos de satélites que existen, debido a que, estos se clasifican en función de diversos criterios, tales como la órbita que ocupan, su tamaño/plataforma y la función que cumplen.
Así pues, esta categorización es importante porque determina para qué sirven, cómo se diseñan y cuánto cuestan.

Clasificación de los tipos de satélites por órbita

La órbita determina cobertura, latencia y energía necesaria para operar, de forma que, la Agencia Espacial Europea describe las trayectorias más comunes como LEO, MEO, GEO, órbitas polares y SSO, además de HEO, con sus usos típicos.

Órbitas bajas (LEO)

En LEO, los satélites vuelan relativamente cerca de la Tierra y completan vueltas rápidas. Esa proximidad reduce la latencia de comunicaciones y mejora la resolución de imágenes, pero incrementa el arrastre atmosférico y exige maniobras de mantenimiento.
Por estas razones, se trata del entorno preferido para constelaciones de observación, demostradores tecnológicos y la Estación Espacial Internacional. Si tu proyecto exige imágenes nítidas y revisitas frecuentes, LEO suele ser la puerta de entrada.

Órbitas medias (MEO)

MEO se ubica entre LEO y GEO y es empleada, sobre todo, por constelaciones de navegación. Asimismo, esta ofrece un balance entre cobertura amplia y latencias moderadas.
Así pues, el compromiso técnico habitual consiste en operar con menor número de satélites que en LEO, manteniendo estabilidad orbital superior para servicios de posicionamiento global.

Geoestacionarias y geosíncronas (GEO/GSO)

En GEO, el satélite se mueve a la par de la rotación terrestre y queda fijo sobre un punto del ecuador, siendo ideal para televisión, radiodifusión y ciertas misiones meteorológicas.
La ESA sitúa GEO alrededor de la altitud clásica asociada a esa órbita y detalla por qué 3 satélites bien espaciados casi cubren el globo, de modo que, las órbitas geosíncronas (GSO) comparten el periodo, pero pueden estar inclinadas, describiendo una figura de analema vista desde tierra.

Órbitas polares y Sun-synchronous (SSO)

Una órbita polar cruza de norte a sur y, con el giro terrestre, acaba observando todo el planeta. La variante SSO mantiene hora local constante en cada paso, algo crucial cuando comparas series temporales o cartografías multitemporales.
Por esas razones, la teledetección, gestión ambiental y respuesta a emergencias suelen preferir SSO para garantizar iluminación homogénea y productos comparables.

Órbitas altamente excéntricas (HEO)

HEO incluye trayectorias elípticas con perigeo bajo y apogeo muy alto. Estas permiten permanencias prolongadas sobre regiones concretas, que es útil en latitudes altas y enlaces de gran cobertura.
De igual manera, se usan como órbitas de transferencia y en misiones científicas que buscan largos tiempos de observación lejos de perturbaciones terrestres.

Clasificación de los satélites por tamaño y plataforma

El tamaño condiciona la energía disponible, la complejidad de la carga útil y el coste del lanzamiento.
Así pues, en la práctica, los programas combinan buses satelitales de gran porte con plataformas pequeñas para acelerar iteraciones.

Satélites grandes y convencionales

Con relación a cuáles son los tipos de satélites que hay, estas son plataformas robustas con gran potencia, volumen y capacidad de apuntamiento fino. Permiten cargas útiles exigentes de antenas de alto rendimiento, cámaras de gran abertura, radares de apertura sintética o transpondedores multibanda.
Su ciclo de desarrollo es más largo, pero ofrecen vida útil amplia y servicios de alta disponibilidad, mientras que, en misiones de comunicaciones o meteorología operativa, siguen siendo la espina dorsal.

Microsatélites, minisatélites, nanosatélites y picosatélites 

En lo que concierne a cuáles son los tipos de satélites que existen, estas clases agrupan plataformas de menor masa y costos más contenidos. Han democratizado el acceso al espacio para universidades y startups, y permiten desplegar constelaciones con tiempos de desarrollo cortos.
Es habitual que una agencia espacial nacional combine satélites grandes para servicios críticos con minis y nanos para innovación y pruebas rápidas.

¿Qué es un CubeSat?

Con relación a cuáles son los principales tipos de satélites que hay, un CubeSat es un estándar de microsatélite modular basado en unidades cúbicas (U) que se ensamblan como bloques. Al estandarizar dimensiones, interfaces y dispensadores, abarata la fabricación y el lanzamiento.
Estos pueden llevar cámaras, espectrómetros, receptores GNSS, radios experimentales o sensores de ciencia, y son idóneos para misiones educativas, validación tecnológica o servicios muy focalizados.

Clasificación de los satélites por función 

Las funciones definen la carga útil y, con ello, la órbita preferente, de forma que, si te sigues preguntando cuáles son los tipos de satélites que existen, desde el punto de vista de utilidad, estas son las familias más habituales.

Comunicaciones y radiodifusión

En cuanto a los tipos de satélites y su función, estos en particular buscan enlazar zonas remotas, distribuir televisión o proveer conectividad móvil y fija. En GEO logran cobertura casi continua con pocas plataformas, aunque con mayor latencia.
Por su parte, en LEO, las constelaciones reducen la demora y mejoran la reutilización de espectro a costa de complejidad en red.
Así pues, algunas cargas típicas son transpondedores multibanda, antenas direccionables y enlaces intersatelitales.

Observación de la Tierra / teledetección

En cuanto a cuáles son los tipos de satélites que existen, hay algunos que captan información del sistema Tierra para aplicaciones ambientales, agrícolas, urbanas o de seguridad. En SSO se obtienen series comparables; en LEO bajo se logran resoluciones muy finas y, en HEO se vigilan regiones extensas por largos periodos.
Los sensores frecuentes son ópticos multiespectrales, infrarrojos térmicos, radar de apertura sintética y altímetros.
Al respecto, organismos internacionales, como el Global Observing System, explican cómo esta información sostiene pronósticos y vigilancia globales.

En lo que respecta a cuáles son los tipos de satélites que existen, los sistemas GNSS combinan constelaciones en MEO, estaciones de control en tierra y receptores que calculan posición y tiempo, de forma que, el Comité Internacional de GNSS, que está desplegado por la ONU, coordina interoperabilidad y buenas prácticas entre constelaciones como GPS, Galileo, GLONASS y BeiDou.
Estas señales permiten desde logística y agricultura de precisión hasta sincronización de redes.

Meteorología y climatología

Los servicios meteorológicos nacionales dependen de una mezcla de satélites geoestacionarios y polares para alimentar modelos numéricos, generar avisos y construir registros climáticos coherentes.
De esta forma, la Organización Meteorológica Mundial detalla cómo se integran las observaciones espaciales dentro de un sistema global coordinado.

Científicos, tecnológicos y militares

Las misiones científicas estudian fenómenos físicos, tales como magnetosfera, radiación y  dinámica oceánica, así como suelen preferir órbitas que maximizan el tiempo de observación.
Al respecto, las misiones tecnológicas validan componentes, software de a bordo y nuevos subsistemas.
Por otro lado, las misiones de defensa abarcan comunicaciones seguras, alerta temprana, inteligencia de señales y observación especializada, con requisitos de resiliencia y redundancia adicionales.

¿Cómo elegir el tipo de satélite para un proyecto?

El camino más eficiente es pensar de la carga útil hacia afuera. Define qué debes medir o transmitir, con qué resolución, exactitud y periodicidad, y deja que esos requisitos guíen la órbita, el tamaño y el bus.
Ten en cuenta los siguientes aspectos para elegir entre los tipos de satélites que existen para un proyecto:

  • Carga útil y requisitos de desempeño: masa, volumen, potencia, disipación térmica y necesidad de apuntamiento fino.
  • Ventana de cobertura: zonas objetivo, latitud, continuidad de servicio y latencia tolerable.
  • Cadencia y vida útil: revisita, degradación de sensores, consumibles y plan de reemplazo.
  • Segmento terreno: antenas, estaciones, red de datos y capacidad de procesamiento.
  • Regulación y coordinación: asignación de espectro y coordinación internacional para evitar interferencias y conflictos de órbita. La UIT y las agencias reguladoras nacionales fijan reglas y procedimientos, siendo preciso confirmarlos desde el diseño.
  • Presupuesto y riesgo: es conveniente un balance entre plataformas grandes con alto CAPEX y constelaciones pequeñas más iterativas. Hay que definir márgenes para pruebas y contingencias.

En México, conviene alinear proyectos académicos e industriales con prioridades públicas y cadenas de proveeduría locales.
De esta manera, la colaboración con universidades, clusters aeroespaciales y la agencia nacional facilita probar tecnologías en plataformas pequeñas antes de escalar.


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